Contempló las estrellas mientras se encendía un cigarrillo, cada noche estaban más lejos. Expulsó el humo hacia ellas. Pensó en su infancia, en cómo brillaban entonces.
Se acercó a un escaparate. Desvió la mirada a su reflejo.
Se descalzó con prisa y se dirigió a una cabina. Introdujo monedas insuficientes. Dejó el teléfono descolgado.
Un coche paró a su lado. Su noche empezaba.
La máscara se fundió a su piel, el disfraz ahogaba su alma, su cuerpo se le escapó entre los dedos y ella, desapareció. Se escondió en algún rincón de su mente, donde las estrellas brillaban como antes, las alcanzaba sin esfuerzo y no sentía ni el vértigo, ni el frío tatuados a los pliegues de su vida anónima.
La semana pasada acabé "Once minutos", es lo que tiene...
Aprovechando que tengo "Cabaret" (ejem,ejem) incluyo ese fotograma que me encanta. Algún día también gritaré cuando pase un tren.
Abrazos y gritos,
a dreamer.