viernes, 16 de marzo de 2007

El último habitante del planeta


El último habitante del planeta, descorchó una botella de vino para celebrar su soledad.
Abrió una vieja agenda y la arrojó al fuego, junto con todo el dinero y banderas descoloridas.

Llenó dos copas de vino a rebosar. Cogió una de ellas. Sintió el frío cristal en su mano. Le gustaba sentir, era lo único que le quedaba.

El último habitante del planeta brindó con su reflejo. Bebió mientras miraba con disimulo como el espejo lo seguía. Acarició el reflejo. Le pareció una ilusión.

Miró su traje y se sintió el más elegante del planeta. El más atractivo del planeta. El más rico del planeta. El más feliz.

Pensó quién sería tan afortunado como él. Él, que lo tenía todo. Él, que su primera y única vida era el final de tantos anónimos que no conoció, de tantas guerras, de tantos amores y sueños rotos, de tanto...que ya no supondría nada.

Rió, sintiendo el calor de las lágrimas en sus mejillas.

Rió envuelto por el calor del fuego.

Rió de pura felicidad.

Rió alrededor del desorden de vidas acabadas.

Rió, el afortunado, el que tenía la vida...su reflejo del espejo lloró, las espesas lágrimas no le dejaban ver y con los puños intentó romper la barrera que lo separaba de la realidad.
No puedo dejar de escuchar esa canción. Es tan...triste (piense lo que piense el último habitante del planeta).

Al fin acabó el trimestre.

Phantom, feliz comienzo del corto (ays que ilusión jeje).

Quiero volar, abrazar, alegrar, ayudar...(hoy sorpresita en mi casa, que me encanta hacer estas cosas por y para vosotros).


Metiendo la Luna en una botella...


A Dreamer.


1 comentario:

Phantom dijo...

Me ha encantado, tenía en la cabeza algo parecido... pero te me has adelantado.
Mil seiscientos trece besos